El 19 de octubre de 2025, un ataque con drones ucranianos alcanzó una planta de procesamiento de gas de Gazprom en la región rusa de Oremburgo, situada a unos 1.200 kilómetros al sureste de Moscú, provocando un incendio de gran magnitud y la suspensión temporal de los envíos de gas desde Kazajistán. El hecho se enmarca en una serie de operaciones de largo alcance atribuidas a Ucrania contra infraestructuras energéticas rusas.

La instalación afectada forma parte del complejo de producción y procesamiento de gas de Oremburgo, considerado uno de los más grandes del mundo, con una capacidad anual de 45.000 millones de metros cúbicos. Este complejo procesa condensado de gas proveniente del campo de Karachaganak, en Kazajistán, además de operar con los propios yacimientos rusos de la región. Tras el impacto, el Ministerio de Energía de Kazajistán informó que la planta no puede procesar temporalmente el gas crudo kazajo “debido a una situación de emergencia tras un ataque con drones”.

El Estado Mayor de Ucrania declaró en un comunicado que el ataque provocó un “incendio a gran escala” y dañó una de las unidades de procesamiento y purificación de gas. Por su parte, el Ministerio de Defensa ruso informó del derribo de 45 drones ucranianos durante la noche, indicando que la mayoría fueron interceptados sobre las regiones de Samara (12) y Sarátov (11), zonas que se encuentran en la ruta hacia Oremburgo. En esta última, solo confirmaron el derribo de un dron de ala fija.

En paralelo, el Estado Mayor ucraniano reportó otro ataque con drones contra la refinería de petróleo de Novokuibyshevsk, también en la región de Samara, a unos 250 kilómetros de Oremburgo. Esta instalación, operada por la empresa Rosneft, posee una capacidad de procesamiento de 4,9 millones de toneladas anuales y produce más de 20 tipos de derivados del petróleo. El ataque habría causado un incendio y dañado unidades principales de refinado, según fuentes militares ucranianas.

El presidente Volodímir Zelensky pidió intensificar la presión internacional sobre Moscú y señaló que “la guerra continúa solo porque Rusia no quiere ponerle fin”. Al mismo tiempo, fiscales ucranianos denunciaron que las fuerzas rusas están modificando bombas aéreas guiadas para atacar zonas residenciales. Autoridades locales en Járkov informaron que Rusia empleó por primera vez una nueva bomba aérea propulsada por cohete, la UMPB-5R, con un alcance de hasta 130 kilómetros, en un ataque contra un barrio civil.

El incidente refleja la expansión del conflicto hacia objetivos de infraestructura energética estratégica dentro del territorio ruso, mientras ambos países intensifican los ataques con vehículos aéreos no tripulados (UAV) de largo alcance en un escenario de guerra prolongada.

Fuente: Kiev Post
Fecha: 21 de octubre de 2025

Fotografía: Modificación sobre imagen de Google Maps