El 21 de junio, la Fuerza Aérea de EUA lanzó una operación aérea con el objetivo de dañar los medios de enriquecimiento de uranio de Irán. Siete bombarderos B-2 Spirit despegaron de la Base Whiteman (Misuri) y dispararon 14 bombas de penetración contra la instalación nuclear de Fordow, mientras que submarinos y destructores lanzaron alrededor de 30 misiles de crucero Tomahawk que se dirigieron desde su posición en el océano Índico (cercanía con Omán) hasta los complejos de Natanz e Isfahán.
La operación, bautizada “Martillo de la medianoche”, contó además con el apoyo de sistemas de reabastecimiento en vuelo y escoltas de cazas F-15E desde bases en la región. El secretario de Defensa declaró que “no hubo señales de alerta ni disparos de misiles superficie-aire” durante el regreso de la misión. La acción siguió a una serie de bombardeos israelíes contra centros militares iraníes.
Teherán confirmó daño en varios túneles, pero no informó sobre fugas de radioactividad; a su vez, el Organismo Internacional de Energía Atómica ratificó no haber detectado aumento de radiación en sus mediciones tras la incursión aérea. El ministro de Asuntos Exteriores iraní acusó a EUA de cruzar una “línea roja muy grande” y expresó escepticismo sobre una posible diplomacia, mientras que el líder supremo Alí Jamenei aún no realizó ninguna declaración. Por su parte, el presidente Donald Trump advirtió que podría lanzar más ataques si Irán no firma la paz.
Fuentes: defense.gov